Un nuevo nombre se une en este 2023 a la galería de historietistas del Premio TRAN de la Memoria, un galardón con el que desde la Asociación Aragonesa de Autores de Cómic se pretende recuperar la figura de destacados historietistas aragoneses y contribuir con ello a su divulgación y reivindicación.
RAMÓN MONZÓN PASCUAL
HUMORISTA GRÁFICO / HISTORIETISTA / PINTOR / ESCULTOR
3 de septiembre de 1929, Andorra, Teruel, España – 7 de marzo de 1996, Pessac, Gironde, Aquitaine, Francia.
Ramón Monzón nació en Andorra, provincia de Teruel, el 3 de septiembre de 1929. Hasta fechas muy recientes, se le había considerado catalán, incluso de Andorra la Bella, pero fue el experto en historietistas españoles afincados en Francia, el zaragozano Jesús Lacasa Vidal, quién averiguó certeramente su procedencia turolense.
Su padre José Monzón Lasala, natural de Híjar (Teruel) era jornalero y su madre Ramona Pascual Gracia de Andorra (Teruel), ama de casa; tuvieron una hija cuatro años mayor que Ramón llamada Nuria. En una fecha aún por descubrir, pero anterior a la guerra civil, supongo que Ramón contaba con 3 o 4 años, la familia Monzón-Pascual, emigró a Barcelona, seguramente para encontrar mejor calidad de vida y poder dar a sus hijos un futuro más esperanzador. José Monzón, de ideales anarquistas, encontró trabajo en una fábrica de sacarina, pero la vida normal de Ramón se truncó en 1936, cuando comenzó la guerra y tuvo que interrumpir sus estudios, una época de múltiples preocupaciones en la que la supervivencia y el aprovisionamiento fueron su principal preocupación. Concluida la contienda, el joven Ramón, con 13 años, realizó varios trabajos ocasionales afines a su edad: recadero, aprendiz de encuadernador y después de carpintero.
En 1949 realizó pequeños trabajos en la Editorial Bruguera bajo la dirección del señor Morillas, seguramente serían pequeños dibujos de relleno u otras labores menores que realizaban los principiantes. Además, por esas fechas, participó durante un año en el desarrollo de una película de dibujos animados para el cine, desconozco su título, pero gracias a todo ello pudo integrarse en el sector y afianzar el camino en su carrera como dibujante.
Las primeras páginas de historieta que he encontrado de Ramón Monzón, aparecieron en la revista Lupita en 1950, una publicación dedicada al público infantil y juvenil femenino, editada por Germán Plaza, siguiendo las pautas de Florita, otra cabecera similar del mismo editor. En Lupita publicó Monzón su primer personaje llamado “Moor, el gorila tímido”, de este simpático mono aparecieron 13 planchas. Por esa época trabó amistad con Juan Bautista de Miguel Muñoz, que también colaboraba en la editorial de Plaza, y durante esos años ambos siguieron parecidos derroteros. A partir de 1952 formó parte de una agencia de dibujantes, pudiera ser Histograf, pero no lo puedo afirmar rotundamente, a través de agencia realizó chistes e historietas para publicaciones variadas y productos publicitarios. Así, en 1952 en la cabecera A Todo Color, aparecieron varios personajes de Monzón que protagonizaron historietas y tiras cómicas: “Juan Nadie” o “Tío Sam”. En 1953, Enrique Badía Romero montó un estudio de dibujo de historietas por correspondencia, Estudios Alex, y fue tal el éxito que obtuvo que pidió ayuda a varios amigos, entre los cuales se encontraban Ramón Monzón y Pedro García Lorente. Badía colaboraba en esa época con la Editorial Símbolo que producía tebeos infantiles de variadas temáticas, pienso que fue él quien introdujo a Monzón, que comenzó a colaborar asiduamente para la misma. Así podemos ver historietas cómicas y chistes en cabeceras como Historias del Reino Animal, Almanaque de Reyes, Mosaico Humorístico, El Ganso, pero sobre todo en Chicolino, cabecera para la que Monzón creó a su personaje heraldo, del que aparecían sus aventuras en las contraportadas, y en Alex, revista que funcionó a modo de noticiario de los Estudios Alex, donde publicó Monzón su serie ambientada en la prehistoria: “Volcán”.
Pero Ramón Monzón no solo quería vivir del dibujo, su sueño también era vivir del Arte, compaginaba su labor de dibujante caricaturesco, con un estilo muy personal, claramente reconocible y moderno para su época, influenciado por el norteamericano Elzie Crisler Segar y por el italiano Benito Jacovitti, con la creación de pinturas abstractas. Tengo constancia de su primera exposición, fue en las Galerías Layetanas de Barcelona en diciembre de 1955, junto con Torres Masip, pero la crítica de A. del Castillo en el Diario de Barcelona fue contundente y destructiva: “Estas pinturas son para el arte abstracto lo que el cromo para la pintura figurada”.
El principal motivo de Ramón Monzón para abandonar España y emigrar a Francia fue la pintura. En 1956, acompañado de su amigo Juan Bautista de Miguel, con sus mismas inquietudes, decidieron marchar al país vecino para labrarse un futuro en el mundo del Arte, pensando que en Francia habría más oportunidades y menos censura. Sin abandonar la historieta, medio que amaba y en el que se encontraba acomodado, pudo ir tirando en principio, con pequeños encargos de los semanarios Âmes Vaillantes, donde publicó unas pocas páginas, y en Fripounet et Marisette en el que colocó algunas ilustraciones. En octubre de 1959 se celebró en la capital francesa la Primera Bienal Artística Internacional de París, que tuvo una importante participación de artistas españoles, para ello debían cumplir el requisito de llevar tres años residiendo en Francia. Monzón, representado por la Galería La Roue, fue uno de los participantes junto a Agustín Úbeda, Luis Feito, Pedro García Fons y Francisco Nieva. En mayo del año siguiente, apareció un artículo sobre su pintura en la importante publicación española Correo de las Artes.
Por mediación del historietista José Cabrero Arnal (1909, Castilsabas, Huesca, España – 1982, Antibes, Francia), Monzón comenzó a publicar en Vaillant, destacada revista en la que, después de unas ilustraciones de tanteo, sus responsables advirtieron el potencial de Monzón, encargándole en 1956 la serie “Cha’Pa y Group-Group”, creada para la ocasión por Jean Ollivier, que hizo dibujar a Monzón una especie de Marsupilami, el célebre personaje de Franquin. Monzón desconocía por completo al popular personaje y este hecho fue un lastre para su carrera futura, ya que fue tildado de plagiador. En Vaillant permaneció Monzón hasta su cierre en 1965, en esta cabecera publicó varias series, entre ellas “Jean des Bois” o “Finnekin Jones”. Después vino una breve etapa en Pilote que duró hasta 1968, cuando cambió de dirección hacia un público más adulto, en ella ilustró guiones de varios guionistas: Mandryka, Reiser o Fred. Monzón no quiso continuar en esta nueva etapa porque se consideraba un dibujante para niños.
En 1969, Ramón Monzón, decidió dejar París para instalarse en el medio rural, en la región de Las Landas, desde allí continuó dibujando historietas para los más pequeños, sobre todo para S.F.P.I. editorial especializada en petits formats (revistas de pequeño formato) para la que creó gran variedad de personajes: “Fédongaf”, “O’Rock”, “Trap’Trappeur”, “Fausto”, “Jim Jess”, “Pat-Patrick”, etcétera. Además, para la revista Amis-Coop, en la que colaboraba desde 1963, adaptó a la historieta una treintena de cuentos populares de los cinco continentes.
Desde los años ochenta hasta su defunción en 1996, la producción de Monzón fue mucho menor, tan solo publicó unos pocos álbumes que no tuvieron demasiada repercusión: Bouzouk (1983), Les Contes du Languedoc (1984), Histoire thermale de Dax (1988) y, finalmente, C’est pas sorcier (1991).
Allí puede observarse, además, su firma: MONZÓN acompañado del dibujo de una lira.
Henri Filippini, historiador de la historieta francesa, escribió sobre él: «Humano, cálido, fiel en la amistad, tímido, Ramón Monzón tal vez llegó demasiado pronto al seno de una profesión en la que la originalidad era todavía considerada con desconfianza».
Para concluir, espero que este humilde, pero merecido homenaje que se le hace a Ramón Monzón desde la Asociación Aragonesa de Autores de Cómic, sirva para dar a conocer en España a este gran historietista aragonés que ha sido injustamente olvidado por dos poderosas razones: el inquebrantable paso del tiempo y el alejamiento que nos privó de la repercusión de sus trabajos en Francia.
Dionisio Platel
Nota de Dionisio Platel
Mi especial agradecimiento a Roberto Morote por facilitarme la partida de nacimiento de Ramón Monzón y a Jesús Lacasa por su escrito sobre Monzón en Francia que me ha servido de referencia a la hora de escribir este artículo.
Nota sobre las ilustraciones
Todas las ilustraciones que acompañan este artículo son escaneados de la colección particular de Dionisio Platel.
La foto de Ramón Monzón que encabeza este artículo data de 1955.
